Bailando [Aaron]

Acababa de empezar ya en serio las clases y qué decir, ODIO a las chicas que se sienten la gran cosa. Estoy teniendo problemas porque las mando al diablo si no trabajan pero intento de verdad al menos no ser tan... pues mandarlas al diablo tan rápido. Así que acepto cuando me invitan a la disco. Total, si se pone horrible, puedo mandarlas al diablo y divertirme aunque sea sola, la verdad necesito relajarme.

Entro con ellas, vistiendo una falda sencilla y una blusa de tirantes que deja ver mi ombligo un poco. Me siento con ellas en la barra y veo cómo piden cerveza. Yo pido también pero bebo más rápido que ellas y ante los comentarios de que bebo como tío, pongo los ojos en blanco. Me muevo a la orilla para que sea más fácil mandarlas al diablo.

- Así bebo, no soy una princesita.

Volteo a mi alrededor a ver si hay algo más interesante que estas aburridas.

Mañana tenía el día libre de modo que me fui con unos compañeros enfermeros a la discoteca de moda en la que a mi no me gustaba estar, no sé por que esta estaba llena de adolescentes estúpidas a las que dejaban beber sin control alguno, no era mi lugar favorito, pero es donde querían venir estos inutilices de los que tenía que buscar la manera de librarme.

Llegamos a la barra y me pido un refresco, pasaba de beber aquí, no quería terminar con una adolescente estúpida en mi cama y menor de edad, además tenía que empezar a cuidar mi dieta un poco más si quería participar en las peleas clandestinas de boxeo que se celebraban en aquel antro, que la pura verdad era mejor que todo esto, prefería los golpes a este vacanal de rubias pijas que no llegaban a la madurez cerebral permitida para andar, pero aún así se ponían tacones de 15 centímetros que no sabían manejar... no podía con esto.

Cuando me atreví a mirar hacía arriba una rubia, para variar me guiñó el ojo, me quedé mirándola con la boca abierta como si la estuviera estudiado a un extraterrestre y no era para menos ese pelo rubio barbie y esas cejas negras, a parte de la nariz que en vez de nariz parecía trompa de elefante me dejaron alucinado, volví a apartar la vista y miré hacia el lado, otra rubia allí me preguntó si me invitaba a un trago.

- Amm, mi copa está llena... gracias.- le contesté y caminé un poco hacia la puerta apoyándome en una mesa que estaba libre y bebiendo un trago de mi refresco.

Una de las niñas pijas de papá con las que vengo le empieza a coquetear a un tipo que la verdad, está bastante bien. Y aumenta su puntuación porque la manda al diablo, haciéndome la noche. Termino mi cerveza y las mando al diablo. Pago lo mío y me dispongo a irme, pero derca de la puerta me topo al tío que botó a mi compañera. Porque no es un chico, se nota a leguas. Le sonrío un poco.

- Gran noche, ¿eh? No sé tú, pero demasiadas pijas para mí.

Me despido de él con la mano y me dirijo a la puerta. Este fue mi comentario de "tú sí que eres genial", más porque ya hay bastantes tipos bailando con pijas. ¿Qué no tienen sentido común? Yo jamás estaría con una de esas.

Esto iba a ser una noche de tortura, vale que yo no era un buen hombre en sentido de faldas, pues si me tenía que aprovechar de una mujer lo hacía, pero eran eso mujeres, no niñas, estos estaban demasiado mal de la chaveta, el cerebro no les funcionaba adecuadamente, haber si les convencía para que lo donaran a la ciencia después de muertos, por que iba a ser muy interesante descubrir las diferentes variables de la pedofilia y la pederastia, ya que por la edad de algunas era más que evidente que no llegaban a la mayoría de edad.

Una de las chicas que estaba en ese grupo, una de las pocas que no tenía los rasgos parecidos a todas las demás, que ya aburrían hasta el cansancio se despidió de mí y vi como se iba sola, creo que no le sentó bien venir con ellas igual que a mi no me sentó venir bien con los enfermeros, más de uno haciéndose pasar por medico y metiendo unos gambazos impresionantes.

- Eh chica!- le dije a la muchacha que se iba- ¿ Te vas sola?

Paso por donde está el chico guapo que mandó al diablo a mi compañera y en serio que ya me iba cuando me detiene. Volteo a verlo y me encojo de hombros, sonriendo.

- Pues sí, no hay con quien, a menos que te apuntes. O que me des una buena razón para quedarme. Venía con la idea de divertirme pero estas pijas son horrendas.

Volteo a ver a los tipos que parecían estar cerca de él hace unos momentos.

- Se ve que tus amigos son tan... ¿cómo decirlo? Geniales como mis compañeras.

Le tiendo la mano.

- Soy Ren, ¿y tú?

Solo iba a ofrecerme a llevarla a casa, para así de camino salir de este antro, pero empezó a tener una conversación sobre las pijas y los neardentales, mira que eran buenos trabajadores, pero carecían de demasiadas cosas cuando se ponían frente a una tía, encima diciendo que eran médicos cuando no eran más que enfermeros, pero bueno no me importaba si la cosa debía estar así, pues que estuviera, ante todo felicidad.

- oh.. no, solo están...- no tuve escusa para disculpar el comportamiento- son buenas personas- le estreché la mano y me presenté al igual que ella lo hizo- Aaron.- sonreí.- ¿Quieres que te lleve a casa?

Me hace sonreír que este hombre intenta excusar a sus amigos o lo que sean esos tipos.

- Déjalo, sé cómo son. No tienes que justificarlos. Las tipas con las que vine son un asco. No deberías defenderlos, al menos no en algo donde es obvio que no son tan buenos.

Escucho con sorpresa que quiere llevarme a casa. Lo sopeso un poco, pero pues me conviene que me lleven.

- ¿Por qué no?

Al final acepta que la lleva a casa, le dedico una sonrisa de cortesía y le hago un gesto con la mano para que esperara un momento. Llegué a la barra y pagué las consumisiones de la primera ronda, me despedí de mis enfermeros favoritos y llegué de nuevo a donde estaba la chica.

- Vamos- le dije señalando la puerta y sonriendo.- Creo que nos afecta estos lugares demasiado.- dije riendo.

Apoyé mi mano en su espalda levemente para que comenzara a andar y hacerlo yo detrás de ella para poder salir por la pequeña puerta del local.

Acepto que Aaron me lleve a casa, aunque que sé que podría hacerse alguna idea rara. Daba igual, es algo tarde y no quiero pagar un taxi, son caros. Sonrío y asiento, esperándolo. Aprovecho para mirarlo con los amigos y creo que en verdad es un tipo mucho mejor que ellos. De lo mejor en cuanto al sector masculino de lo que he visto, teniendo en cuenta que no hay tantos. Y los lindos como Dorian y Ban son lindos y empalagosos, la verdad es que las chicas podrían estar mejor, o será que lo digo por Lihyan.

Él regresa y comienzo a caminar cuando pone su mano en mi espalda. Río también.

- Lo malo es que no hay tantos lugares para beber y bailar. Buscaré algún otro donde prohíban la entrada a pijos. Me avisas si encuentras alguno.

Salgo con él al delicioso frío ligero de la noche y respiro profundo.

- Ahhh, la libertad.

Parecía que esta chica odiaba a los pijos ante todas las cosas, osea que me odiaba en más de una de mis posibles actitudes, lo decía mientras que salíamos de aquel lugar. Le sonreí y señalé con el brazo la dirección para el ir al coche, el que me había comprado después de ver transporter. Ese coche era el mayor don que tenía la humanidad.

- ¿ Entonces me odias a mi?- le pregunté con una sonrisa en la cara y la miraba para ver su reacción a la vez que caminábamos para mi preciado coche.- soy un poco pijo, no sé si lo has notado- dije riéndome.

Desde luego era la chica más normal que había allí dentro, pero también parecía odiar a todo el mundo, incluyéndome a mi e incluyendo a los enfermeros a los que hoy había acompañado, no es que fuera pijo a extremos, pero si me gustaba vestir bien e ir a mi gusto y en más de un momento podía pecar de ello, aunque no era mi personalidad eterna ni nada por el estilo.

Salgo caminando con Aaron y me detengo, sopesándolo internamente, pero sólo dejando ver una misteriosa sonrisa. Lo detengo del brazo.

- Cambiaré la palabra... odio a los pesados. O mejor dicho a los hiperconsumistas postmaterialistas.

Río un poco.

- A la gente que compra, usa o va a algún lugar no porque le guste, sino por el estatus que le da.

Le echo una mirada a su ropa.

- Tú te ves cómodo así, no se ve que lo uses para demostrarle al mundo que eres genial, sólo es algo parte de ti mismo y no necesario para destacar, sólo un complemento. Y no parece que vayas tratando a los demás como basura sólo porque no visten algo caro.

Lo suelto y continúo caminando.

- Lamento si te ofendí, jamás creí que pensaras que lo decía por ti, lo decía por las tipas con las que vine.

Busco su auto con la mirada, haciéndome una idea del auto que elegiría alguien cómo él.

Puede que me adelantara a decirle las cosas, así, se pensó que me ofendí me reí y le negué con la cabeza cuando se disculpó y me paró para ello, me hizo gracia la forma en la que lo hizo, pues para nada me cuadraba que se lo fuera a tomar así. Me rasqué la cabeza y me encogí de hombros.

- No me ofendí- desencogí los hombros- solo fue una manera de buscarte la lengua, pues sueltas todo lo que se te ocurre por ella- me reí- Y la verdad, no me disgusta para nada que haya alguien así en el mundo, es más al contrario.

Señalé mi Audi, y viendo como era, esperaba que no le tirara un escupitajo y que no me tachara como un pijo imbécil, la verdad, los coches eran una gran debilidad que tenía, había invertido en bolsa solo para conseguir el dijeron para coches de lujo.

- Ese es mi choche- dije señalando a mi preciosidad. Lo abrí con el accionador-. Deberías de dejar de pensar como lo haces, pues si sigues así vas a conseguir varias cosas negativas. Yo no suelo tratar mal a nadie- dije abiendo la puerta del asiento del copiloto- no me gusta fijarme en payasadas, algo que tu deberías de empezar a hacer, y ahora espero no haberte ofendido yo-. Le hice un gesto para que entrara dentro del coche.

Touché! Me silencia cuando comenta tan abierta y directamente que digo toda la verdad de golpe, sin detenerme a meditar cómo lo tomará el otro. La verdad sí me había ganado muchos problemas, pero este es el resultado de que se hayan burlado de mí toda la vida por ser rara o porque no soy adinerada. Y sobre todo, porque hago cosas "de hombres".

- Lo sé, creo que soy demasiado directa. En realidad me he ganado mis buenos problemas por ello.

Llegamos hasta su auto y en verdad me gusta. A los chicos les encantan los autos, ¿y cómo negarlo? Me encantan a mí también. Le sonrío, divertida porque pareciera que hasta nos está presentando.

- Me gusta... elegante y potente. Y... sólo trato mal a los que me trataron mal primero.

Niego y entro al auto. No me ofendió. Me acomodo en el asiento.

- Lo siento, tuve un mal día y ahora parece que tienes una impresión mala de mí.

No me desagradaba esta chica, era bastante ameno hablar con ella, pero no podía negar verla demasiado pequeña para estar a estas horas fuera de casa, además estaba completamente seguro de que era menor de edad. La miré y le sonreí mientras me montaba en mi Audi, uno de mis coches favoritos, el Q7, cada vez que me montaba en el me sentía el rey de mi mundo. Le asentí sonriente cuando hizo el comentario de mi brillante coche... en realidad siempre he pensado que estaba enamorado de él, pues se me iba un poco la cabeza cuando de él se trataba.

- Mira- señalé las fotos que estaban pegadas con imanes en el coche- hay gente que tiene cristos y esas cosas. Yo tengo las fotos de mi madre, de mi padre, de mi hermana mayor, de mi hermana pequeña y de mi hermano pequeño, que la verdad se parece bastante a mí- dije orgulloso de todos ellos.

La miré sonriente, ver esas fotos siempre me hacía sonreír, pues eran lo que más quería en el mundo, mi familia. Prendí el auto.

- ¿Para donde te llevo bonita?

Entro al auto y veo la forma en que lo mira. Es la misma forma en la que yo veo mis pinceles, mis herramientas para grabar... esto podía entenderlo. Aaron me sorprende, mostrándome a su familia. Sonriendo, los miro a todos. El parecido era obvio en algunos casos y sutil en otros, pero lo más notorio era la forma en que Aaron se expresaba. No era muy elocuente en palabras, pero su mirada y su actitud me hacían ver que ama a su familia. Río un poco cuando habla de su hermano, porque son idénticos.

- Se nota que los quieres mucho... Yo tengo dos hermanas más grandes.

Le sonrío también.

- Sonríes bonito.

Pregunta a dónde me lleva.

- Al edificio de la zona residencial, por favor.

Es cierto que me sentía orgulloso de mis hermanas y de mi hermano, que la verdad era un santo comparado conmigo, los adoraba. Creo que mi amor por ellos iba demasiado lejos en todo, pero eran mi vida y por lo que luchaba cada día, pues en realidad no tenía otra cosa que hacer.

- Los hermanos son buenos... Siempre están cuando los necesitas- solté una risa en forma de suspiro- Y cuando no también- reí- pero creo jamás les cambiaría por nada.

Miré un comento a la chica cuando estaba parado en el Stop del aparcamiento y le dediqué una sonrisa cuando me dijo que le gustaba la forma en que yo lo hacía

- Gracias- se lo agradecí mientas volteaba a mirar a la carretera para salir de allí y llevarla hacía donde me decía.- Por cierto... ¿te importa si paro en una hamburguesería?... Tengo hambre.- me señalé mi estomago.

Si no fuera por que era hombre, creo que más de una persona se pensaría que estoy embarazada, tengo demasiados antojos, encima no dejo pasar ninguno.

Sonrío un poco, pero en realidad no sé si los hermanos son buenos. Ciertamente no todo el tiempo. Yo tenía muchas diferencias con mis hermanas, me veían como muy distinta simplemente porque no soy hada como ellas.

- A veces no... Mis hermanas a veces me molestan. Desde chica me han dicho que debo venir de otra familia y a veces no tengo paciencia para eso. Aún así las quiero, pero tienen un carácter muy difícil. ¿Tus hermanos cómo son?

Me interesa la familia de Aaron, ciertamente sus hermanas son chicas muy bonitas. Su hermano obvio que es idéntico a él, y es un chico guapo.

De camino, Aaron me pregunta a dónde vamos y le digo dónde vivo, pero quiere hacer una parada antes. Río divertida. Los chicos siempre tienen hambre, pero pues yo no había comido. Podría acompañarlo.

- Seguro. A mí me vendría bien cenar algo y así te acompaño.

Me pregunta por mis hermanas después de decir que las suyas no son un amor exactamente, vale yo no es que me llevara bien con las mías, pero sí tenía que reconocer que las adoraba, y que eran la parte más importante de mi vida, junto con mi hermano, el que ahora no estaba, pero tenía la esperanza de que volviera pronto, pues echaba mucho de menos al capullo de mi hermano.

- A mi me gustan mis hermanos- dije conduciendo dirigiéndome a algún lugar para comer- pues, Celeste es la mayor, es la morena de ojos azules, ella es con la que peor me llevo, creo que puede que tengamos un carácter demasiado parecido, pero aún así es fantástica, y me encanta, ademas me protege y me quiere, aunque siempre estemos discutiendo, después voy yo y Adam, que es menor que yo un año, es un genio, posiblemente todo lo contrario a mí, es mas formal y recto. Y esa preciosidad es Bitzi, mi orgullo, ni niña, mi vida entera- dije sonriendo con orgullo- es sin duda la más inteligente de los tres, estudia medicina igual que lo hice yo y seguramente me supere muy pronto en todo y llegue a ser mejor que yo, es preciosa, y única. La adoro.

No encontraba nada abierto que me gustara por lo que decidí ir a un lugar comida rápida, por el macauto en el McDonal's

- Te gusta el esto?

Hablamos de los hermanos... Pido más detalles de su familia y escucho atenta, echando una mirada a las fotos cada que menciona a alguien para aprenderme los nombres y asociarlos con la cara. Soy buena con cosas así, no por nada soy artista. Las palabras de Aaron me confirman que tiene una familia preciosa y muy unida.

- Se nota que los quieres, pero más a Bitzi.

Ya que me contó más, yo cuento también un poco más sobre mi familia. Como no sé si Aaron es humano o sobrenatural, me mantengo en detalles netamente humanos.

- Pues yo me llevo más con mi padre, somos muy parecidos. Yo soy la hermana más chica. Sakura es la hermana mayor y es... como una flor de cerezo. Tiene mucha gracia y elegancia, es bailarina. De bailes tradicionales japoneses. Mi otra hermana se llama Kotori y ella es como un ave que se la pasa revoloteando por ahí. Ella se dedica a la compra-venta de arte.

Acepto ir a cenar algo con él y en realidad no me preocupa qué escoja. Hasta me encanta que termina en algo tan sencillo y barato como el McDonald's.

- Seguro, me gusta. Aquí donde me ves, como de todo.

Veo lo que hay y elijo. Tal vez Aaron piensa que pediré algo pequeño, pero pues no en realidad.

- Yo quiero una doble con queso, Coca y que me den McPatatas en lugar de las papas normales.

Rebusco en mi bolso para sacar mi billetera y pagar lo mío.

Me sentí mal cuando dijo que se notaba que quería más a Bit que a los demás, puede que fuera demasiado efusivo hablando de ella, y eso daba a entender cosas que en realidad no eran así, ahora me preguntaba sí mis hermanos también pensaban de esa manera, y eso me fastidiaba un poco, pues yo no quería que ellos pensarán así. Pero más me ofendió cuando sacó si cartera para pagar.

- Vale, pero yo pago, ha sido idea mía, así que no hay más que hablar- la miré sonriendo.

Me dirigí al telefonillo y pedí lo que me dijo, yo me pedí una hamburguesa doble de bacon patatas de las dos clases, y bebida grande le pedí una a ella también puesto que la iba a necesitas, aparte de eso pedí los aritos de cebolla, el pollo frito y dos menú infantil para conseguir los muñequitos que yo los coleccionaba, para cuando fuera padre.

- Hablas como si estuvieras distanciada de tus hermanas- moví el coche hasta la ventanilla para recoger el pedido y lo metí en el coche después de entregar mi tarjeta de crédito, la puse en el asiento de atrás y seguí hablando- ¿ te gustan tus hermanos?- me devolvieron la tarjeta de crédito- ¿ te parece si hacemos un picnic en el parque a esta hora?- le dije riendo un poco.

Aaron me invitará de cenar... Me sorprende pero sonrío, asiento y guardo la cartera. No pensé que sería él quien pagara, pero por mí está bien. Demuestra que es un caballero.

- Gracias.

Pide... y demasiado. Vaya, se nota que es hombre y come un montón. Me sorprende que pida el paquete de niños, como que no entiendo por qué, habiendo paquetes con más comida. Se mueve a la ventanilla y pregunta por mis hermanas.

- No me llevo tan bien con ellas, me consideran demasiado rara. Algo así como si fuera de una especie diferente, más... de instinto que de ser como una dama.

Pregunta si me agradan mis hermanas mientras guarda el montón de comida en el asiento trasero.

- Sí... pero a veces me dicen cosas crueles y me defiendo. No se lo toman bien. En parte está la competencia. Todas somos chicas y todas nos dedicamos a algo que tiene que ver con el arte. Las mujeres pueden ser crueles... Aún así las quiero, eso o puedo evitarlo.

Río encantada con la sugerencia de hacer un picnic nocturno.

- Seguro, vamos. La luna debe verse preciosa.

Creo que tenía un problema graba de autoestima con respecto a sus hermanas y sus palabras me hacen pensar que no ha tenido una buena relación de hermano a hermano, bueno en este caso de hermana a hermana, algo que no me cabe a mí en la cabeza, pues yo aunque discutía con mis hermanos no me llegaba a llevar directamente mal con ellos, los problemas los solíamos solucionar bastante pronto, pues nos costaba estar los unos sin los otros, además de que nunca nos habíamos creado un problema de autoestima criticando la forma de ser, o hacer del otro, algo que tuve claro que a ella si le había pasado con sus hermanas. Me pareció muy Ruin. Pero tampoco era quien para meterme dentro de esa relación, pero tenía me sentía en la obligación de intentar animarla con algo, más que una obligación era una necesidad de protección. Puede que me recordara bastante a Bitzi, que siempre la vi más desvalida que a los demás aunque no fuera cierto y solo fuera producto de mi imaginación.

- Creo que tus hermanas se han equivocado contigo, pero puede que tú también te lo hayas tomado mal, y no fuera algo para tomárselo así.- suspiré con lentitud- A los hermanos hay que aguntarles mucho, pero eso no es nada comparado con lo que ellos nos aguantan a nosotros, ya que si lo piensas bien, nosotros mismos, no nos soportamos, si hubiera alguien en el mundo que se pareciera exactamente a nosotros, sería nuestro mayor objeto de odio.

Intenté arreglar un poco la visión que pudiera tener de sus hermanas, aunque no estaba claro que eso fuera a funcionar, pues en cierto modo me era casi imposible de asimilar que eso pudiera pasar, eran demasiados años malos para que yo pensara en solucionarlo en segundos, aparte de que no era mi historia sino la de ella y esto le correspondía a sus hermanas. Por lo que respectaba a mí era inconcebible que eso pasara entre hermanos y más sabiendo que los padres no eran eternos y así eran tus hermanos los que te quedaban para protegerte y que los protegieras.

El asunto del picnic nocturno queda un poco de lado y escucho lo que Aaron me dice sobre los hermanos. Ciertamente es como sabiduría de un superior, de alguien más grande que ha vivido más que tú y sabe mucho más de la vida. Había cosas que sé que a ellas les duelen aún y es el hecho de que mamá murió y las hadas se toman muy distinto la muerte de una de ellas, a diferencia de por ejemplo, nosotros los cambiaformas. Le sonrío aunque estoy triste y eso se nota en mi sonrisa, mientras busco la forma de decirle esto sin ponerme mucho en evidencia.

- Influyen muchas cosas difíciles... no sé bien cómo explicártelo, pero en parte es algo racial.

Volteo a mirarlo y entonces no me importa decirle. Espero que tal y como dicen, en este lugar no haya humanos.

- Ellas son hadas y yo soy cambiaformas. Somos el opuesto diametral y ellas me lo hacen sentir a cada momento, aunque siempre intento que me dejen participar en los festivales de cada estación que organizan las hadas en mi país, al menos ver lo que hacen. Soy sociable, pero no tanto como ellas y soy de carácter fuerte. Ellas son como delicadas princesas de porcelana y yo he querido aprender eso de ellas. Me apartan porque les duele que mi madre haya muerto y ahora ellas sean las únicas hadas de la familia. Es complicado en realidad, así que para mí, sólo se resume a si nos queremos o no, pese a todo. Y creo que sí, aunque sea en el fondo y no nos lo demostremos.